MYANMAR

Myanmar es EL VIAJE. No he conocido a nadie que haya ido a Myanmar y no considere que ha sido el mejor viaje de su vida.
La antigua Birmania es uno de los pocos lugares en el planeta en el que todavía hoy el turista es un ser extraño al que hay que observar. Después de conocer más de medio mundo, es el lugar con el que me quedo.
Aterricé por primera vez en mi vida allí por casualidad, después de que le cancelaran a mi grupo un viaje a Sudáfrica, sin saber bien dónde iba ni qué encontraría. El último día del viaje juré que si alguna vez tenía una agencia de viajes, al primer lugar dónde organizaría sería a Myanmar. Y así fue.

La llegada a Yangon siempre es una gran experiencia, un auténtico caos automovilístico. Los hombres vestidos con Longyi, largas faldas de coloridas telas, y las mujeres ataviadas de modo tradicional. Grandes edificios de la época colonial que se caen a pedazos, se alternan en las calles con chozas de paja y edificios de construcción comunista.
La gran sorpresa llega cuando llegas a la Pagoda de Shwedagon. La nombro y se me ponen los pelos de punta. La Pagoda Dorada más grande del mundo, que causa furor entre los locales, se erige como un gran sombrero dorado que pretende tocar el cielo.
La primera parada es Bagan, sin duda, la ciudad más bonita del mundo. En un inmenso desierto se erige la ciudad de las 1.000 pagodas, desde pequeñas edificaciones de 80 cm de alto hasta grandes pagodas que escalan camino al cielo, sobre tierra roja.

Myanmar saca lo mejor
de cada persona

Mandalay, por su contra, es una gran ciudad, la antigua capital del país y donde uno puede sentir el verdadero quehacer diario de las gentes de Myanmar. Históricamente, la ciudad más rica y con unos alrededores que no dejan indiferente a nadie, es una parada obligatoria para poder entender el ayer y el hoy de un país como Myanmar.
Y cuando uno ya está inmerso en la cultura y joyas del país, se puede llegar a uno de los parajes naturales más vírgenes y bonitos del planeta, el lago Inle, una ciudad flotante sobre el lago de kilómetros de largo en medio de un valle.
El que tenga tiempo y vaya en la temporada seca, Ngapali es la playa más virgen y bonita que ha conocido el hombre. Un paraje idílico en el que salir a pescar en barca a remos, con un palo con un hilo y regresar en 15 minutos con kilos de pescado.

En la vida de una persona como yo, que ha viajado por medio mundo y ha vivido casi de todo, he de decir que Myanmar saca de mí lo mejor como persona.

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